Friday, March 04, 2005

Anatevka o respecto a que la voz nunca miente

Recordé hoy un episodio que dejó lecciones que aunque dolorosas se han convertido en parte de la sabiduría de la cotidianidad. Hace ya algunos años, quiso poner el destino en el camino de Montenebro, a una mujer de cuyo nombre no me puedo acordar.

Montenebro, quien desde entonces se vislumbraba como un gomoso de la red de redes, no conocía a esta mujer en persona, aunque sí conocía su voz. Según Montenebro, la voz de esta mujer era algo que sobrepasaba lo angelical. Era una de esas voces que bien pudieron estar acompañando a cualquiera de las presentadoras de farándula de cualquier noticiero Colombiano, menos por supuesto Ana Karina. Y claro, "la voz nunca miente". El paso del tiempo simplemente incrementó la curiosidad y generó amplias expectativas respecto a esta mujer.

Finalmente se estableció una cita, un encuentro con la misteriosa fémina. Fui invitado como back-up de Montenebro. Acepté con reticencia. Se determinó el sitio de encuentro, Anatevka, si mal no recuerdo a las 9 pm. Llegamos con tiempo, nos sentamos en la barra pedimos una cerveza mientras escuchabamos los ritmos de Sting, The Doors, y otros grupos del genero de rock del bueno. Comenzamos a observar a nuestro alrededor intentando determinar quien sería aquella mujer. Muchas de las que estaban allí, cuabraban con la descripción: mona, de jeans, con un saco azul. Al observarlas , Montenebro entró en una clara curva ascendente; sin embargo ninguna de ellas se acercaba. Cuando estabamos por terminar la primera cerveza, Montenebro observó a lo lejos que una mujer parecia brindar por él.

"Es ella...es ella.........
..........PERDIDAS!!!"

En menos de 1 minuto pagamos la cuenta, y salimos huyendo de Anatevka. Tan solo se escuchó el chirrido de un Nissan blanco, y quedaron las huellas de las llantas marcadas en el asfalto. Minutos después, ante una buena hamburguesa de El Córral, llegabamos a la conclusión que la voz siempre miente.

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