Sunday, May 14, 2006

De las desdichas de un taxista bonarense con un volante de marca vallecaucano

Dio la casualidad que me encontre con Diego Pistolas en Buenos Aires, razon por la cual decidimos departir unas carnes, vinos y otras viandas por los lados de Caminito. Estando ya en plena digestion hemos tomado un taxi con rumbo a otro lugar de esta ciudad. El taxista muy cordial pregunto respecto a nuestra procedencia.

Como la mayoria de taxistas, este tambien tenia su historia con un colombiano. Pues bien, resulta que Sebastian "era un pibe de Cali que vino a jugar al futbol ..." y logro hacer una muy buena amistad con la hija de 17 anos del taxista. Por un azar del destino y uno de los gajes del oficio, Sebastian ha tenido la mala pata de quedar lesionado, razon por la cual el club local argentino decidio quitarle su apoyo no sin antes sugerir que se fuera a la loma del orto. Por su parte el club colombiano que lo habia enviado, y que con algo de crueldad tan solo le habia gastado el tiquete de ida mas no de vuelta, procedio a ignorar al joven volante de marca toda vez que ya no le servia para un carajo.

El pobre Sebastian comenzo a sufrir hambres en la ciudad portena, razon por la cual el taxista decidio acogerlo en su casa por unos dias mientras este lograba ponerse en pie y fuir a su lugar de origen. Desafortunadamente, la mision fue algo mas dificil de lo imaginado ya que Sebastian no portaba un solo centavo y el consulado tampoco pensaba patrocinarle la aventura al joven vallecaucano.

Pues Sebastian estuvo de gorra un ano y medio en la casa del taxista argentino, quien ya algo ofuscado por la permanencia le dijo: "boludo, ponete a laburar o te cago a palos petizo" Sebastian colaboraba en los quehaceres cotidianos e incluso llego a ayudar a pintar la casa de su anfitrion. Sin embargo algo parecia atar a Sebastian a Buenos Aires. Pues bien, al parecer este habia logrado conquistarse una bella argentina, que no sabemos muy bien si era la hija del taxista o una amiga de esta. Todo pareceria indicar que no era la hija, ya que un comentario del taxista se referia al amor de la joven bonarense por el moreno vallecaucano debido principalmente al largo y grosor de una de las cualidades fenotipicas de este.

Despues de muchos ires y venires, el taxista argentino logro idear una estratagema para enviar al joven Sebastian a su lugar de origen. Consiguio a un ecuatoriano que viajaba con mucho sobrepeso y por ende la multa iba a ser mayor que incluso la compra de otro tiquete. En buenahora penso el taxista, y sin dudarlo por un instante puso al joven Sebastian en el siguiente vuelo a Quito con el ecuatoriano. De ahi Sebastian tuvo que tomar un bus que lo llevo a su natal Cali, no sin antes digerirse unas muy buenas horas de bus en su moreno trasero.

Hoy el taxista de Buenos Aires recuerda a Sebastian con el carino de un hijo descarriado. Cuenta el taxista que hace poco hablo con Sebastian. Quiere volver a Buenos Aires. Es posible que vuelva en un par de meses.

3 Comments:

At 9:37 AM, Anonymous Anonymous said...

Enbuenahora regresa esta peculiar vision de nuestro continente, con toda la sagacidad que puede dar el "desarrollo de negocios". Dos preguntas respecto a las ultimas columnas: los bolitas son realmente mas bajitos que nosotros los chibchombianos? Lo admiraban a ud por ser alto? Leyendo su incisivo y preciso analisis sobre los uniandinos "de izquierda", puede ud decir que no le esta dando la espalda al pais? Tengo entendido que no pisa el cafe de Juan Valdez, pero eso si, cliente asiduo de Starbuck's.

 
At 2:37 AM, Blogger J. said...

En efecto se pisa el cafe de Juan Valdez de vez en cuando. Sin embargo este queda bastante lejos y no en el camino hacia el trabajo, razon por la cual opto por el cafe de menor calidad de Starbucks. De estar al lado optaria por supuesto por Don Juan y su mula Conchita ( la de Juan).

 
At 11:39 PM, Anonymous Anonymous said...

i agree

 

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