Sunday, October 09, 2005

De los acontecimientos en un tren varado

Desafiando las hordas policiacas que se desplegaron en las diferentes estaciones a consecuencia de un líquido verduzco encontrado en una botella de coca cola, decidí tomar un tren Amtrak hacia Boston el viernes pasado.

Aunque un poco oneroso, el tren se veía sumamente cómodo. A las 7.30 pm me acomodé en mi asiento para dormir unas 4 horas, antes de llegar a esta ciudad. Todo iba bien hasta que a eso de las 10 pm el tren se varó. Inicialmente se pensó que el entuerto duraría tan solo unos minutos. Sin embargo, el daño tomó mayor seriedad y se procedió a llamar un tren de rescate el cual demoraría un par de horas en llegar.

En medio de la prolongada espera, la escasa batería del tren se agotó, por lo cual se tuvo que apagar las luces y también el aire acondicionado. La locomoza (dícese de la colega terrestre de la aeromoza que trabaja en locomotoras) anunció por el altoparlante : "We apologize for the inconveniences, but we are forced to turn off the airconditioning. Please do not hurt me when i walk through the corridors."

A los pocos minutos, el caos y desespero se desató en el vagón en el cual yo viajaba. Universitarios que viajaban hacia Boston, en un acto milagroso, multiplicaban de la nada latas de cerveza (por supuesto no compartían), mientras que varias adolescentes sudorosas entonaban canciones de bar gringo (i.e. sweet caroline oh oh oh......). Varios pasajeros más entrados en años, pidieron bajarse del tren de manera momentánea para por lo menos tomar un poco de aire fresco. Sin embargo, fue en ese momento que me di cuenta que el tren se había varado en un puente encima de un río. El bajarse del tren estaba, por supuesto, fuera de discusión. Mientras las personas de más edad hiperventilaban, el alcohol corría por los corredores.

Al frente de mi silla una pareja de prepúberes aprovechaban el desorden para hacer de las suyas. Llama la atención el hecho que al parecer a ambos se les desató una urgencia gastrointestinal al mismo tiempo, por lo que tuvieron que entrar al baño... al mismo tiempo.

Y así pasaron las horas hasta que por fin llegó el otro tren. Los viejitos pudieron respirar tranquilos mientras que los demás entraron a un sueño profundo para dormir la rasca. Llegué finalmente a Boston a las 3.30 am del sábado absolutamente destruído y con la firme convicción que la vida no es justa. Me devolví el domido a las 4 pm en el menos costoso bus de Chinatown.

1 Comments:

At 6:13 PM, Blogger Rigoberto said...

Muy elegante viajar en Amtrack. Espero que haya disfrutado la ciudad ahora que la temperatura está más aguantable según mis fuentes. Supongo que fue a mi alma mater, a la de Rocha y comió por ahí. Boston es una bonita ciudad.

 

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