De los rotarios, leones y demas miembros de la fauna social
Lei varios comentarios en la revista Soho, de iracundos miembros del Club Rotario, quejandose por un articulo en una edicion pasada en la cual el escritor de turno (Roberto Palacios) se referia a lo mejor que seria su vida si no existieran rotarios. Estoy plenamente de acuerdo, entre otras razones, porque varias veces he tenido que sacarle cuerpo a varias ofertas de boletas para fiestas organizadas por rotarios o grupos similares, donde se promete la presencia de desconocidas aunque "sabrosas" orquestas donde se podra bailar al ritmo de conocidos porros con el ramillete de tias bogotanas propias y ajenas que estaran presentes.
La ultima vez que tuve que sacarle el cuerpo a una de estas boletas no fue ni siquiera del Club Rotario o el Club de Leones, sino de uno que para mi era absolutamente desconocido, el Club Kiwanis. Este ultimo me causo mucha gracia, ya que la mujer que me la ofrecio pronuncio el nombre del club como club huevonis.
Y aunque considero muy noble la gran labor de senalizacion que cumplen estos clubes alrededor del territorio nacional ("Bienvenidos a Honda, El Club Rotario Os Saluda" - notese el excelente uso del vocablo del castellano antiguo "os"), estoy de acuerdo con el escritor de Soho en que los rotarios, leones y kuevonis, llegan a convertirse en un verdadero dolor en la nuca. Muy similar a lo que nos convertiamos de ninos, cuando saqueabamos los depositos de los vecinos en busca del ultimo papel periodico para el concurso del colegio, o de la mas minima moneda en el saco del papa para el concurso del perro de Provida.